Por Federico N. Fernández *

Hace un año estaba de gira con el Free Market Road Show, un evento que visita 40 ciudades alrededor de Europa. La grandísima mayoría de los eventos sale muy bien. Sin embargo, siempre se trata de mejorar y en algunas ciudades la convocatoria es algo menor de la esperada.

Estando en la capital de un país muy importante charlando con uno de los organizadores locales se me ocurrió que podríamos invitar a charlar a algún “celebridad liberal” para mejorar el nivel de asistencia. Con esto me refería a algún liberal que esté presente habitualmente en los medios dando su opinión. O quizás alguno con una importante masa de seguidores en redes sociales.

El pedido desconcertó a mi interlocutor. Tras unos instantes de silencio y reflexión me confesó que no había ningún “liberal famoso” en su país.

Su respuesta me dejó pensando. Una de las conclusiones principales a las que llegué es que mi contexto me hizo creer que en todos lados es igual a la Argentina.

¿A qué me refiero exactamente? Al hecho de que la figura del intelectual público liberal no es común en la mayor parte del mundo. Y que de estos en la Argentina, a diferencia de muchos países, tenemos en cantidad y calidad.

Como intelectual público liberal defino a personas que están habitualmente en programas importantes de radio y televisión, que escriben notas de opinión para los diarios y portales más visitados, que tienen gran número de seguidores en twitter. En una palabra, hombres y mujeres que son conocidos más allá del mundillo liberal y cuya opinión tiene peso. Nombres capaces de llenar un auditorio por sí solos o de escribir un best seller. Gente que expande las ideas de la libertad, que las hace llegar a gente nueva, que crean nuevos conversos todos los días, por así decirlo. Y, va de suyo, que se plantan ante la hegemonía cultural de la izquierda y el populismo, que debaten con los peronistas de todos los partidos y les ganan.

En el fondo, mi pregunta por los intelectuales liberales de aquel país fue algo así como preguntar “quién es el Messi del fútbol local”. Pero no como una mera analogía sino buscando uno idéntico. Uno bien podría decir, por caso, que Wayne Rooney es el Messi inglés pero nunca que su calidad es idéntica a la del genio rosarino.

Mi error fue creer que en todos lados es posible encontrar Messi(s).

Nadie duda de que Argentina tiene muchos problemas graves. Pero si en algo el país ha sido bendecido es en futbolistas de elite. Maradona, Messi, Passarella, Ortega, Batistuta, Agüero, Ruggeri, Fillol, Riquelme o Aimar por nombrar sólo algunos.

Una bendición similar tiene nuestro país respecto de liberales de un gran nivel intelectual acompañado por un alto perfil público.

Siguiendo con la metáfora futbolística: la Federación alemana presentó recientemente los cuatro distintos seleccionados con los que podría competir en el Mundial de Rusia. El último campeón del mundo cuenta con unos 50 jugadores de nivel mundialista capaz de armar cuatro equipos distintos. Un logro impresionante.

De forma similar, en Argentina tenemos jugadores liberales para armar varios equipos también. El partido más importante que jugamos es el de cómo explotar semejante capital humano de la mejor manera.

La batalla cultural que los liberales tenemos que dar en Argentina es de carácter multidimensional. Se ganará con memes, videos virales, presencia en medios masivos de comunicación, artículos en la prensa, charlas, seminarios, fundaciones, think tanks, redes, congresos académicos, cátedras universitarias, libros y journals.

Cada uno de nuestros cracks liberales tiene algo para aportar en alguna de estas esferas.

Tenemos los jugadores y una hinchada fiel, seguidora y cada vez más grande. Salgamos todos juntos a la cancha y estoy seguro que vamos a golear.

 

* Federico N. Fernández es Presidente de la Fundación Internacional Bases (Rosario, Argentina) y Senior Fellow del Austrian Economics Center (Viena, Austria).