Por Federico N. Fernández *

Las principales figuras de los gobiernos populares latinoamericanos están atravesando momentos muy difíciles. Sus administraciones se presentaron ante el mundo como preocupadas por los más humildes. Decían estar junto a los pobres de cada uno de sus países. Juraban que la defensa de los más necesitados era lo que más les preocupaba. Sin embargo, cuando miramos más allá de la retórica vemos que a los socialistas del siglo XXI el dinero parece gustarles más que a Gordon Gekko.

Los últimos sucesos vinculados al ex matrimonio presidencial Kirchner lindan ya lo aberrante. De acuerdo con el escrito presentado por el juez Claudio Bonadio:

“Sólo en el departamento de Uruguay 1306 en Recoleta donde hoy vive ‘se hicieron 87 entregas por U$S 69.722.600’, indica la resolución. Además, Bonadio insistió con la existencia de una ‘bóveda en el domicilio de El Calafate’”.

Su difunto marido, Néstor Kirchner, ciertamente no podrá ser juzgado pero su memoria comienza a teñirse de negro frente a la cantidad de denuncias y acusaciones de corrupción durante su presidencia. La más reciente, a su vez, involucra al también fallecido Hugo Chávez, quien fue el iniciador del socialismo del siglo XXI en Venezuela en el año 1999. Según la confesión del ex-funcionario K Claudio Uberti:

“Cuando Hugo Chávez hizo comprar 500 millones de dólares de títulos de la deuda externa argentina en el 2007 se organizó primero una maniobra especulativa que dio ‘una ganancia de 100 millones de dólares’. Esa ganancia provino de usar las versiones sobre cuándo y cómo se iban a comprar los títulos para especular con su precio… La mitad de esa ganancia fue como comisión a bancos que intervinieron y ‘Néstor y Chávez se quedaron con 25 millones de dólares cada uno’, contó Uberti en su declaración ante el fiscal Carlos Stornelli y el juez federal Claudio Bonadio en la causa de los cuadernos de las coimas, según revelaron a Clarín fuentes judiciales”.

De hecho, el líder bolivariano, contaba al momento de su muerte con unos 550 millones de dólares distribuidos en diversas cuentas bancarias -por supuesto- off shore. Y también poseía fincas estancias con más de 4000 mil hectáreas en total.

Finalmente, Lula da Silva, el ex presidente de Brasil, tampoco está pasando un buen momento. Seguramente en sus ansias por ayudar a los pobres de su país, aceptó sobornos de la empresa constructora OAS:

“Esa compañía entregó a Lula el mejor departamento del complejo: un lujoso tríplex de 215 metros cuadrados. El edificio fue construido por OAS, cuyo presidente, Léo Pinheiro, fue condenado a 16 años de prisión también en la causa Lava Jato. Pinheiro aparece en fotos junto con Lula en el momento que le entrega las llaves del apartamento. El edificio posee lugares de uso común para sus propietarios. Solariums, cocheras para dos automóviles para cada una de las unidades y seguridad durante las 24 horas. El sitio incluye un playground (parque), donde los más pequeños disfrutan de los juegos comunes y de la presencia de niñeros. El primer piso del tríplex de Lula contiene un amplio living comedor, un balcón con vista al mar, cocina y habitación para el servicio doméstico”.

Enriquecerse, desear tener una situación más acomodada y dejarle una vida algo más sencilla a los hijos y la familia no tiene nada de malo o censurable. El programa de TV “¿Quién quiere ser millonario?” hacía una de las preguntas con respuesta más obvia. Todos queremos serlo. La cuestión reside en el cómo.

Todo parece indicar que los populistas latinoamericanos encontraron una manera ciertamente efectiva de volverse asquerosamente ricos. Pero lo que predomina es el asco. Su riqueza proviene del saqueo a la misma población que dicen proteger. Sus exitosos esfuerzos de acumulación de riquezas empobrecen a millones. Si, en efecto, hay una clase explotadora, ella es la clase política.

Pero existe otra forma.

Frente a la explotación de la corrupción y el poder político tenemos la alternativa de servir a los demás. La verdadera vocación de servicio no consiste en ingresar a un partido político sino en ayudar a los demás a llevar a cabo sus proyectos.

¿Querés ser rico? Encontrá la manera de ayudar a los demás a enriquecerse y progresar. Ayudalos con algo que sea verdaderamente importante para ellos y la recompensa será infinita. Mientras mayor sea tu servicio al prójimo, más te van a agradecer por lo que hacés.

Otra alternativa es que prestes un servicio que la gente valora, no como una ayuda a su productividad, sino como un aporte a su placer, goce estético, etc. Con tantos ex-presidentes mencionados, creo que puedo robarme un ejemplo de Yaron Brook. Durante el Free Market Road Show de 2016, el destacado intelectual americano mencionó a Harry Potter. Juntos a sus hijas, Brook compartió la lectura de las novelas y posteriormente compró también cada uno de los films que se produjeron sobre la saga del mago. Naturalmente, gastó cientos de dólares en el proceso y, gracias a él y muchos más, JK Rowling es una de las personas más ricas del mundo. ¿Está acaso Brook resentido por este hecho y por la desigualdad económica generada? Todo lo contrario. Está agradecido porque Harry Potter introdujo a sus hijas en la lectura y porque disfrutó de valiosísimo tiempo junto a ellas mirando las películas y comentando los libros.

El problema, entonces, no son los ricos. La cuestión reside en los caminos que la gente toma para enriquecerse. La variante populista-peronista-socialista recurre a la violencia del estado, a la corrupción, al saqueo y nos empobrece a todos. Pero gracias a Dios hay otra manera: la capitalista, que consiste en ser un servidor de los demás. Ayudá al prójimo con cosas que ellos valoren y no sólo te vas a enriquecer vos sino también la sociedad toda.

* Federico N. Fernández es Presidente de la Fundación Internacional Bases (Rosario, Argentina) y Senior Fellow del Austrian Economics Center (Viena, Austria).

Fuente: La Opinión Incómoda (https://medium.com/la-opinión-incómoda)