Por Armando Ribas

 

La transición de un sistema dictatorial, a un régimen de libertad presenta múltiples dificultades. A los efectos de tener en cuenta esas dificultades considero importante señalar la necesidad inmediata del proyecto a proponer. En ese sentido vale recordar las sabias palabras de Séneca, quien dijera: “Para el que no sabe donde  no hay viento favorable”. Y a los efectos de tener una idea aproximada de las dificultades que se habrán de enfrentar, creo igualmente tener en cuenta las sabias reflexiones de Alexis de Tocqueville, en su obra “El Antiguo Régimen y la Revolución” en el que expone las dificultades de lograr la libertad y al respecto dice: “Se creía amar la libertad y si descubre que solo se odiaba al amo”.

En otras palabras Tocqueville en esta observación nos enseña que la muerte de Fidel Castro no es per se una solución sino tan solo una condición sine qua non del proceso de transición. Por tal razón es imperioso aprender los principios fundamentales de la libertad, hoy un tanto confundidos por la demagogia imperante, y su consecuencia la proliferación del populismo y de lo que Jefferson denominara un despotismo electivo. . En ese sentido Tocqueville  advierte: “: … la experiencia nos enseña que el momento más peligroso para un mal gobierno es generalmente aquel en que empieza a reformarse…. El mal que se sufría pacientemente como inevitable resulta insoportable en cuanto  se concibe la idea de sustraerse a él. Los abusos que entonces se eliminan parecen dejar más al descubierto los que quedan, y la desazón que causan se hace más punzante: el mal se ha reducido, es cierto pero la sensibilidad se ha avivado”.

Nuevamente las sabias palabras de Tocqueville muestran la problemática que surgiría de sustituir un sistema que promete todo, pero que no lo cumple y  p que se espere entonces que la desaparición  del “amo” permita el cumplimiento de dichas promesas. Pero el problema es que la causa del problema que han enfrentado los cubanos cincuenta años ha sido consecuencia del sistema. Así continua diciendo Tocqueville: “Tan cierto es que la centralización y el socialismo son productos del mismo suelo”. Consiguientemente si bien Fidel castro ha sido el responsable de la imposición del sistema, es el sistema el que determina los comportamientos que causan la pobreza que ha sufrido y sufren los cubanos.

Lamentablemente tanto el Proyecto Varela como el Proyecto Todos Cubanos, persisten en la idea de mantener el sistema socialista conforme a la Constitución vigentes. Esa propuesta, si bien no dudamos de la buena fe de los que la proponen ignoren que la realidad que se enfrenta es el producto del sistema. Recordemos entonces que:.

:

“El socialismo se forja en la envidia.

Se administra desde la hipocresía

Genera la pereza

Y destruye la riqueza”.

Evidentemente el socialismo es la denominación que le diera el Iluminismo a la Demagogia tal como fuera descripta por Aristóteles hace 2500 años. Así dijo el estagirita: “Tan pronto el pueblo es monarca, pretende obrar como tal y desde entonces los aduladores del pueblo tienen un gran sentido. “Esta democracia es en su género lo que la tiranía es a la monarquía”. Y sigue diciendo: “Que los pobres, porque están en mayoría, podrán repartirse los bienes de los ricos, y esto no será una injusticia, porque el soberano de derecho propio haya decidido que no lo es. ¡Horrible iniquidad…. Este pretendido derecho no puede ser, ciertamente más que una patente injusticia”. Y tanto más injusticia por cuanto como bien señala Milovan Djilas en su obra “La Nueva Clase”, los que reparten que son los que detentan  el poder absoluto son los que evidentemente constituyen una nueva clase. O seas una nueva oligarquía. Esa oligarquía decididamente no padece las penurias que enfrenta la mayoría y se constituyen en una nueva aristocracia fundada en la falacia del derecho divino de los pueblos. Así, como bien dijera Juan Bautista Alberdi: “La Patria es libre cuando no depende del extranjero pero el individuo no es libre en cuanto depende del Estado de un modo omnímodo y absolutamente”.

Por todo lo dicho anteriormente, todo proyecto de transición debe reconocer que la causa del problema es el sistema. Por ello debo insistir en que igualmente la reconciliación de los cubanos es un presupuesto fundamental de la búsqueda de la libertad. Por ello la transición hacia la libertad implica no buscar culpables sino causas, y ese conocimiento permita encontrar las soluciones

La aparente cercanía de la muerte de Fidel Castro por más que por el momento parezca recuperado, abre algunas esperanzas hacia una evolución favorable a la libertad en la Perla del Caribe. Lamentablemente la esperanza es un sueño, pero para que el sueño se haga realidad hay que analizar en profundidad la situación presente y en consecuencia tener un proyecto razonable. Y dije razonable y no racional, pues la racionalidad no es garantía del éxito político. Así se me ha ocurrido pensar que mientras más razón hay para la bronca, menos razón hay para la acción. En otras palabras la bronca obnubila el entendimiento y lo que no podemos olvidar es que el objetivo del proyecto no puede ser otro que descubrir el camino de la reconciliación.. . Para ello tenemos que pensar que “culpa” es un concepto ético. Desde este punto de vista no debiera de haber dudas de que la culpa por el desastre ocurrido en Cuba desde que llegó la noche, y el dolor infligido a las familias cubanas es de Fidel Castro La responsabilidad. es un concepto jurídico, y es igualmente evidente que la responsabilidad es de Castro. Pero para imponer las consecuencias jurídicas de la responsabilidad. es necesario disponer de un régimen jurídico del que carecemos y apoyado por un poder jurídico consecuente. Por tanto insistir en la responsabilidad de Fidel Castro y más aún después de su muerte no nos lleva a ninguna parte..

Por último, la “causa” es un concepto científico y ya aceptemos el criterio de Hume o el de Kant al respecto, no cabe dudas que si no conocemos las causas de un problema es decididamente imposible encontrar las soluciones. La causa última del desastre es el sistema socialista cum nacionalismo instaurado en la isla desde el 1ro. de Enero de 1959. Así podemos decir que fue Fidel éticamente culpable y jurídicamente responsable de la implementación política del sistema al cual se le debe la opresión y la pobreza reinante en Cuba. Los datos de este proceso de violencias revolucionarias están a la vista, por más que el llamado Mundo Occidental con Europa a la cabeza pretenda ignorarlo. Ni que decir de América Latina donde el antiamericanismo imperante ha convertido a Fidel en el David esperado que con su onda dialéctica ha vencido políticamente al imperio.

Ahora bien siguiendo con la reflexión de Séneca, es igualmente imperativo conocer cuál es el sistema que deberá sustituir al presente para lograr la libertad de los cubanos y consecuentemente eliminar la pobreza existente en la Isla. Ya el Padre Félix Varela había tenido conciencia de esa situación y así escribió: “Si el ejercicio de la soberanía del pueblo no conoce límites, sus representantes que se consideran con toda ella, podrán erigirse en déspotas, y a veces el interés rastrero de un partido formaría la desgracia de la nación…. Jamás lo que es injusto sería justo, porque muchos lo quieran”..

 

 

Los Fundamentos de la Libertad

La libertad tal como la conocemos fue ignorada en la historia del mundo hasta hace muy poco tiempo. Consecuentemente la pobreza genérica era asimismo el pan nuestro de cada día, en un mundo construido para  la guerra como fundamento de la sociedad. En ese tiempo el comercio era denigrante y el trabajo para los esclavos. Fue solo a partir de 1688 en Inglaterra donde tuvo lugar la Revolución Gloriosa donde por primera vez en la historia fundada en el pensamiento de John Locke que se reconocieron los límites al poder político y el respeto por los derechos Individuales. Fue a partir de este momento que ser produjo la posibilidad de la creación de la riqueza por primera vez en la historia. Este hecho fue reconocido por el propio Marx quien en el Manifiesto Comunista, publicado en 1848 dice: “La burguesía, durante su predominio de escasamente cien años, ha creado más masivas y más colosales fuerzas productivas, que todas las generaciones precedentes juntas”. Lamentablemente este sistema lo denominó capitalismo, como si fuese un sistema económico al cual descalificó en nombre de la teoría de la explotación, basada en la falacia de la teoría del valor del trabajo. La realidad es muy otra y la creación de riqueza reconocida por Marx fue el resultado de un cambio sustancial en los principios, éticos, políticos y jurídicos.

Fue John Locke quien primero, reconociendo la falibilidad del hombre, tal como se reconoce en el evangelio-el justo peca siete veces – estableció la necesidad de la limitación del poder político y al respecto escribió es su “Segundo Tratado del Gobierno Civil: “Por tanto es evidente que la monarquía absoluta, que para algunos hombres es considerada el único gobierno en el mundo, es inconsistente con la sociedad civil…. Pero yo creo que aquellos que hacen esas objeciones recuerden que los monarcas son solo hombres…. Es como si los hombres abandonando el estado de naturaleza, acordaran que todos ellos excepto uno deban estar bajo la restricción  de la ley; pero que el debería retener toda la libertad del estado de naturaleza, aumentándola con poder y hacerse licenciosa por impunidad. Esto es pensar que los hombres serían tan tontos que se consideraran que le hacen los gatos y los zorros, pero estarían contentos y aún pensarían que es seguro el ser devorado por leones”. Es pues consciente de la naturaleza humana de los monarcas que Locke establece la necesidad de la división de los poderes, como la forma de limitar el poder político. El parlamento sería entonces el poder limitante  de las prerrogativas del rey.

Seguidamente establece los derechos individuales tal como los define en la Carta de la Tolerancia, que son: el derecho a la vida, a la libertad, la salud y la indolencia del cuerpo y la posesión de las cosas externas. El derecho a la indolencia del cuerpo es sin lugar a dudas el derecho a la felicidad y así en el Segundo Tratado del Derecho Civil dice: “La necesidad de perseguir la verdadera felicidad es el fundamento de toda libertad”.. Es este principio que es recogido por Jefferson en la Declaración de Independencia de Estados Unidos donde establece que los derechos individuales son: a la vida, a la libertad, a la propiedad y a la búsqueda de la propia felicidad”..

El derecho a la búsqueda de la propia felicidad es a nuestro juicio y tal como lo considera Locke, el fundamento de la libertad individual. El mismo significa el reconocimiento de la eticidad de los intereses particulares que no son per se contrarios al interés general. Cuando, tal como prescribía Rousseau los intereses particulares son contrarios al interés  general, la consecuencia es el concederle el monopolio de la ética a la soberanía (Rousseau) al Estado y la burocracia. (Hegel)

Como bien señalara Juan Bautista Alberdi: “el egoísmo bien entendido de los ciudadanos es solo un vicio para el egoísmo de los gobiernos que constituyen los Estados”.Cuando por el contrario el individuo no tiene otra razón de ser que su pertenencia al Estado, tal como postulara Hegel, nos encontramos ante el principio fundamental del totalitarismo. El totalitarismo es la racionalización del despotismo, que fue el resultado del pensamiento europeo continental y que  como dijera François Revel en: “La Obsesión Antiamericana: “Fueron los europeos los que inventaron  y realizaron los dos regímenes más comunales jamás infligidos a la especie humana” (SIC) Esos regímenes fueron el nazismo y el comunismo y es este el que persiste hoy en Cuba.

Fue Hegel quien estableciera el principio de que el Estado tiene el más alto derecho frente a los individuos, cuyo deber supremo es el de ser miembros del Estado”. Por tanto la burocracia representada al interés general frente a la concupiscencia de las corporaciones” . En tal sentido pues, no existe límite al poder político y así se ignora el principio fundamental de la falibilidad de la naturaleza humana. No fue otro que Marx quien discutió este principio y al respecto dice: “La  burocracia es el estado imaginario además del estado real, el espiritualismo del estado…. Así la autoridad es el principio de su conocimiento y la deificación de la autoridad es su sentimiento. Pero dentro de la burocracia el espiritualismo se convierte en un materialismo craso. Para el burócrata individual el propósito del Estado se convierte es su propósito privado de lograr una posición más elevada y hacen una carrera para sí….En la burocracia la identidad del interés del Estado y el propósito privado particular se convierte en propósito particular privado opuesto a otros propósitos privados”.

Esta crítica decididamente válida a la teoría del Estado de Hegel deriva de la concepción anárquica del marxismo. Por ello fue Engels quien escribiera en Antiduring que “El Estado desaparecería”. (Will wither away). Lamentablemente la realidad es que el proyecto supuestamente transitorio de la dictadura del proletariado, con el propósito de eliminar la propiedad privada, se convierte en otro estado permanente donde la burocracia se extiende a toda la sociedad. Y esa es la realidad y la tendencia del socialismo. Esa es la realidad que han sufrido los cubanos por cincuenta años, y por ello la transición no puede tener otro propósito que eliminar todo vestigio del socialismo, que es el verdadero determinante del comportamiento que a su vez determina la pobreza. Lamentablemente todo parece indicar que la caída del Muro de Berlín ha permitido olvidar la realidad del socialismo ya ha prevalecido la ilusión de la utopía que el entraña. Pero como bien señala Karl Popper: “La utopía es la madre de la violencia”: y al respecto son ilustrativas las palabras de David Hume: Cuidado con aquellos que están dispuestos a morir por sus ideales pues realmente matan”. Esa es otra realidad del terrorismo que está sufriendo hoy la humanidad ya fuere en nombre de la fe o de la supuesta razón que implica el marxismo.

Esa utopía tiene hoy y persiste en la noción del bien común que es la justificación ética del poder político absoluto. Así dice Ayn Rand: “La noción tribal del bien común ha servido como justificación moral de la mayoría de los sistemas sociales – y de todas las tiranías en la historia”. Y sigue diciendo: “Pero el bien de la mayoría también es solamente una pretensión y una desilusión: desde que de hecho la violación de los derechos individuales significa la abrogación de todos los derechos, y coloca a la impotente mayoría bajo el poder de cualquier pandilla criminal que se proclama a sí misma la voz de la sociedad, y procede a gobernar por medio de la fuerza física”. Nuevamente esa es la situación de Cuba en la actualidad y la que requiere un proceso de transición con una noción clara del sistema político que se ha de alcanzar para lograr el reconocimiento de los derechos individuales o sea la libertad. Debe recordarse al respecto la palabra de Karl Popper respecto a que todos los grandes dictadores han pretendido convencer a ser pueblos de que ellos representan una moral superior.

SOCIALISMO Y DEMAGOGIA

“Hasta aquí el peor enemigo de la riqueza del país ha sido la riqueza del Fisco”

Juan Bautista Alberdi

Ya en 1922, en su obra ‘Socialismo’, Von Misses sostenía que el problema con el socialismo era que aun los partidos que supuestamente “se le oponen admiten indirectamente la validez de todo lo esencial del pensamiento socialista”. La situación al respecto no ha cambiado sino que diría que ha empeorado. Y tanto así que la aparición de sujetos indeseables como el Sr. Chávez en lugar de descalificar como debiera la ideología socialista no hace sino permitir que se avale la misma. Tanto así que parece haberse aceptado que en América Latina existen dos clases de socialismo. Uno bueno: Chile y otro malo: Cuba, Venezuela, Ecuador, Nicaragua.

El criterio anterior encierra una falacia, que empieza por ignorar la historia universal, y así como el principio por antonomasia de la ideología socialista. Ella es la que propuso originalmente Rousseau en su ensayo “El Origen de las Desigualdades del Hombre”. El origen era la propiedad privada. En ese mismo sentido se manifestó Karl Marx, en el Manifiesto Comunista. Para el socialismo la propiedad privada es la causa de la explotación y de la alienación. Aún Eduard Bernstein, que si bien percibió la falacia de las predicciones de Marx, propuso evitar la revolución y crear el camino al socialismo por vía de la democracia. Pero el socialismo sigue siendo la antítesis de la propiedad privada como ya lo había propuesto Marx. El socialismo no ha sido otra cosa que la nueva denominación dada por el Iluminismo a la “demagogia”.

La social-democracia tal como la concibiera Bernstein, parte de un supuesto falso. Así dice Bernstein: “El socialismo es el heredero legítimo del liberalismo, no hay ningún pensamiento liberal que no pertenezca también a los elementos de las ideas socialistas”. Lejos de ser el heredero del liberalismo el socialismo es su antítesis ética, política y económica. Eticamente porque el liberalismo parte de aceptar la inmutabilidad y la falibilidad de la naturaleza humana, en tanto que el socialismo pretende modificarla creando un hombre nuevo. Como bien explica Hayek, para el socialismo la libertad es ontológica en tanto que la igualdad es deontológica. O sea que la libertad es un dato en tanto que la igualdad es un mandato.

Por esa diferencia sustancial en el ámbito de la política, el socialismo determina la concentración del poder, en tanto que el liberalismo, consciente de la naturaleza humana propone un sistema que limite el poder político de los gobernantes pues tal como reconociera Locke, los monarcas también eran hombres.. De ahí surge la doctrina de la separación de los poderes. El liberalismo consecuentemente acepta la eticidad de los intereses particulares cuyo reconocimiento jurídico es la defensa de los derechos individuales: a la vida , a la propiedad, y a la búsqueda de la propia felicidad.

Obviamente en el ámbito económico el liberalismo reconoce el derecho de propiedad como el instrumento de la libertad y de la creación de riqueza, en tanto que el socialismo, como antes dijimos, la considera el origen de las desigualdades del hombre y la causa de la explotación y de la alienación. Como muy bien dice Alberdi: “Pero no bastaba reconocer la propiedad como derecho inviolable… El socialismo hipócrita y tímido, que no ha osado desconocer el derecho de propiedad, ha empleado el mismo sofisma atacando el uso y disponibilidad de la propiedad en nombre de la organización del trabajo… El ladrón privado es el más débil de los enemigos que la propiedad reconozca”. O sea que en la práctica insisto no hay dos socialismos, sino uno verdadero y otro falso.

La legitimidad otorgada por la mayoría no cambia ‘per se’ la naturaleza depredadora del socialismo. Como bien dijera el Padre Félix Varela: “Jamás lo que es injusto será justo porque muchos lo quieran”. Y perdónenme una cita más, pero me abruma la mera idea de que el socialismo si es democrático legitima la violación de la propiedad privada. Sin propiedad privada no hay generación de riqueza posible como ya lo han redescubierto hasta los chinos y los indios. Así dice Lord Acton: “El dogma de que el poder absoluto, por la hipótesis de su origen popular, puede ser tan legítimo como la libertad constitucional ha comenzado a enrarecer el ambiente”.

El desconocimiento y la violación de la propiedad privada en nombre de la igualdad implican de hecho el desconocimiento del “derecho del hombre a la búsqueda de la propia felicidad”. Ese es el principio liminar del liberalismo que es fundamentalmente ético. Y que es la antítesis del supuesto proyecto socialista  de hacer la felicidad de todos a través de la igualdad. El resultado de este proyecto es el reconocimiento del monopolio ético del Estado para justificar la violación de los derechos individuales.

Asimismo puedo decir que la propiedad no solo se viola desconociéndola como tal, sino igualmente a través de impuestos extorsivos, y con niveles de gasto público incosteables. Es esa la situación que enfrenta hoy Europa tal como lo han expresado analistas políticos tales como Darendorf, Paul Johnson y Raymond Aron. Según Paul Johnson Europa está enferma y en desorden. El proyecto original fue modificado a partir de los ochenta y hoy el socialismo es el que impera y no la supuesta globalización. Por su parte Raymond Aron señalaba que Europa estaba mistificada por el marxismo.

En América Latina se pretende entonces la falacia del socialismo democrático a partir del éxito chileno. Se olvida entonces que este no se debió a la irrupción “democrática” en el poder de Salvador Allende que intentó hacer de Chile otra Cuba. Esta realidad olvidada pretende asimismo explicar el éxito a partir de la democracia que fuera otorgada por Pinochet en un plebiscito abierto, lo que jamás hizo Fidel Castro, pero nadie puede intentar siquiera acusarlo de violador de los derechos humanos. Aun el Papa, olvidando los crímenes por la Revolución de “Socialismo o Muerte”, ha enviado al cardenal Bertoni a felicitar a los Castro.

El cinismo de la izquierda democrática fue asimismo percibido en la “Cumbre de Río”. Prácticamente se aceptó que Colombia había violado la soberanía de Ecuador y se ignoró la violación de la soberanía de Colombia realizada por Chávez y Correa asociados ideológica y políticamente a las FARC. La libertad no es la independencia, como bien explica el gran Alberdi, y por ello escribió que “América del Sur se liberaría el día que se liberara de sus liberadores” .

Está visto que el negocio de llorar por los pobres para alcanzar el poder político, que ya describía Aristóteles como la demagogia o sea la corrupción de la democracia, está plenamente vigente. Así, la libertad está perdiendo terreno en nombre del derecho divino de los pueblos. Como bien señala Thomas Sowell para la izquierda los que se le oponen no solo están equivocados sino que somos pecadores (sic).

Y no olvidemos que sólo se crea riqueza cuando se respetan los derechos de propiedad y no cuando se reparte, pues tal como señalara Tocqueville: “Tales son los vicios del sistema que superan la virtud de los que lo practican”. Es decir la corrupción impera en nombre de la democracia. Y si el socialismo triunfó en Chile con el presidente Lagos fue precisamente porque no modificó el sistema heredado. En otras palabras era socialista de nombre pero no de hecho. No parecería ser la posición de la Sra. Bachelet que es una socialista verdadera y así está declinando la situación económica chilena, tanto como se percibe en Europa.

DERECHOS INDIVIDUALES Y LIMITES DEL PODER

Como antes hemos explicado la libertad depende de los límites al poder político y el respeto por los derechos individuales. A los efectos de lograr un sistema político que integre este concepto es necesario admitir los principios de David Hume respecto “a los presupuestos éticos de la naturaleza humana. Así en primer lugar dice: “Es imposible el cambiar o corregir algo material en nuestra naturaleza, lo más que podemos hacer es cambiar las circunstancias y la situación, y hacer de la observancia de las leyes de la justicia nuestro interés inmediato, y su violación el más remoto”.El cambio de circunstancias es pues el sistema político y las concepciones éticas que lo determinan. En ese sentido Hume sigue diciendo: “Es solo por el egoísmo y limitada generosidad de los hombres, conjuntamente con las escasa previsión que la naturaleza le ha dado a sus necesidades, que la justicia deriva su origen”. “El origen de la justicia explica el de la propiedad”. “Las tres leyes fundamentales de la naturaleza, la estabilidad en la posición, la transferencia por consenso y el cumplimiento de los primeros. Es en el estricto cumplimiento de esas tres leyes que depende la paz, y la seguridad de la sociedad humana”. Y por último Hume establece un precepto de la mayor  importancia en nuestros días y dice: “Si la benevolencia, por tanto, o la consideración por el interés de la humanidad no puede ser el motivo original de la justicia, mucho menos puede la benevolencia privada, o la consideración del interés del partido ser ese motivo”. Por tanto la justicia es artificial o sea por convención.. Es importante destacar que artificial es por arte del hombre pues la historia es un aprendizaje, y la libertad es la perfección de la sociedad civil. (SIC)

Estos principios son tanto más importantes en la actualidad en que la demagogia universal insiste en la distribución como solución a la pobreza, ignorando que la  causa de la pobreza reside en la inseguridad jurídica que deriva de la denominada justicia social. Es decir de la supuesta benevolencia de los gobiernos y que se ha traducido en la sustitución de los derechos individuales por los derechos humanos. Así el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos constituye la contradicción evidente del derecho del hombre a la búsqueda de su propia felicidad. Conforme a dicho artículo que establece a: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios”.Puede verse que este artículo significa que toda persona tiene el derecho a la felicidad y alguien tiene que dársela. O sea es el principio ético contrario al contenido en los derechos individuales y por tanto le concede al Estado el poder de distribución, que significa en la práctica la desaparición del derecho de propiedad de los ciudadanos. Principio que igualmente contradice la parábola de los talentos. O sea se elimina la responsabilidad individual, y determina la pobreza de los ciudadanos y al enriquecimiento de los gobernantes en nombre de los derechos del pueblo.

Fue basado en los derechos individuales y la limitación del poder político que se sustentó la construcción de la sociedad que cambió la historia del mundo que no es otra que los Estados Unidos de América. De no ser por ella el mundo hoy sería nazi o comunista, pero esta realidad es ignorada en función de los principios creados por el marxismo-leninismo, hoy vigentes no obstante la caída del muro del Berlín.

En su libro Visions of Liberty (Visiones de Libertad) Ira Glasser nos dice: “Los primeros americanos inventaron realmente una nueva forma de gobierno. Pero hicieron algo más que eso: declararon un nuevo propósito para el gobierno. Ese nuevo propósito fue la protección de los derechos individuales. Ningún gobierno antes había sido creado primeramente con ese propósito. Antes de 1787 el role del gobierno se asumía que era la aplicación del consenso de la comunidad dirigido a hacer a los ciudadanos virtuosos y morales. Pero los primeros americanos cambiaron todo y fundamentalmente redefinieron la relación legal entre el individuo y la comunidad. Para ella el objetivo primordial del gobierno era promover los derechos individuales”. Y refiriéndose al concepto de Soberanía: “En América vino a describir los derechos del individuo de decidir por sí mismo como debieran vivir y que debían buscar, como debían crecer y que debían decir”.

Fue así que en cien años, Estados Unidos se convirtió en la potencia más grande del mundo, superando a Europa, precisamente por los principios éticos que la informaban, que no es lo mismo que la pretención de moralidad de los ciudadanos. Por ello Ayn Rand escribió: Los Estados Unidos fueron la primera sociedad moral en historia… Todos los sistemas previos habían visto al hombre como medio sacrificable a los demás y a la sociedad como un fin en sí misma. Los Estados Unidos consideraron al hombre como un fin en sí mismo, y a la sociedad como un medio para una coexistencia pacífica, ordenada y voluntaria de los individuos”..

Es importante destacar que no fue la moralidad previa de los americanos por razones culturales y religiosas, la determinante de su historia. Antes de la Constitución de 1787 los Estados Unidos ni siquiera eran un país. Así en su obra “Miracle at Philadelphia” Catherine Drinker Bowen nos informa de las dificultades que enfrentaron los americanos para lograr aprobar la Constitución de 1787 e integrarse como país. Con respecto a la supuesta moralidad de los principios basta recordar la observación hecha por Madison respecto a los gobiernos de los estados y dice: los legisladores estaduales se han convertido en una Babel de mentes estrechas, de intereses parroquiales, sus miembros son hombres de intereses egoístas y de comprensión limitada, que promulgan leyes injustas y todo ello impunemente, ya que no había limitación alguna para una visión de bien público o en lo ello pudiera consistir”.

Otra observación que vale la pena recordar es lo dicho por Alexander Hamilton en la Carta 15 de “El Federalista”: “Podemos realmente con propiedad decir haber alcanzado casi la última etapa de la humillación nacional. Hay escasamente alguna cosa que pueda herir el orgullo, o degradar el carácter de una nación independiente que no experimentemos”. Y siguiendo con el tema John Adams decía: “Había visto más dificultades en nuestros tiempos para gobernarnos a nosotros mismos que a todas las flotas y ejércitos de Europa”. Pues bien, ¿ donde ha quedado la supuesta ética del trabajo, y el supuesto carácter de los protestantes conforme a la teoría de Weber?. He hecho estas observaciones para hacer obvio que la creación   de los Estados Unidos no se debió a la virtud de sus habitantes, sino al sistema ético político aceptado por sus dirigentes los “Founding Fathers”. De aceptarse la tesis de que el éxito político y económico de los Estados Unidos ha sido el resultado de la virtud cultural y religiosa de sus habitantes, nos hemos puesto un cerrojo a la posibilidad de nuestros países de lograr la libertad y con ella la creación de riqueza necesaria para superar la pobreza. Como bien dijera Alexis de Tocqueville: “Los pueblos son más ricos por la libertad de sus habitantes que por la feracidad de sus tierras”.

EL RULE OF LAW Y LOS FOUNDING FATHERS

Los principios fundamentales que representan la denominada “Rule of law” que no es las instituciones, en un sentido genérico, sino una institución de características particulares, cuyo aprendizaje es necesario a fin de lograr el propósito de la transición de Cuba a la libertad.  Así nos encontramos en la Carta 51 de El Federalista escrita por Madison las observaciones siguientes que nos recuerdan los principios de Hume respecto a la naturaleza humana: Y así dice Madison: “Pero que es el gobierno en sí sino la mayor de las reflexiones sobre la naturaleza humana. Si los hombres fueran ángeles, ningún gobierno sería necesario. Si los ángeles fueran a gobernar, no serían necesarios ningún control externo ni interno al gobierno. Al formar un gobierno, que va a ser administrado por hombres sobre hombres la gran dificultad yace en esto: se debe primero capacitar al gobierno para controlar a los gobernados, y en segundo, obligarlo a controlarse a sí mismo. Una dependencia en el pueblo es sin duda el control primario sobre el gobierno; pero la experiencia le ha enseñado a la humanidad la necesidad de permanencias auxiliares”.

En las anteriores palabras nos encontramos la esencia misma del carácter del sistema ético político, que cambiara la historia de la humanidad. En primer lugar la aceptación primaria de la falibilidad del hombre; en segundo lugar la noción clave de que el gobierno es una administración de hombres falibles, y no una entelequia como el estado que supuestamente junto con la soberanía monopoliza la eticidad de la sociedad, por representar los intereses generales. En tercer lugar la consciencia de que el voto ciudadano como control del gobierno para mantener el respeto de los derechos individuales, no es suficiente. De ahí surge la función fundamental de la Corte Suprema de Justicia en defensa de las garantías constitucionales y de la declaración de los derechos (bill of rights).

Ya en ese sentido se había pronunciado Alexander Hamilton en la Carta 1 de El Federalista donde dice: “Una peligrosa ambición más a menudo subyace detrás de la especiosa máscara del celo por los derechos del pueblo”. Y Madison otra vez influenciado por Hume, aclara el concepto de Justicia y sigue diciendo: “La justicia es el fin del gobierno. Es el fin de la sociedad civil. Siempre lo ha sido, y siempre será perseguida, hasta que sea lograda, o hasta que la libertad sea perdida en su búsqueda. En una sociedad bajo la forma de la cual la facción más poderosa se puede unir y oprimir a la más débil, puede decirse verdaderamente que reina la anarquía como en el estado de naturaleza, donde el individuo más débil no está seguro contra la violencia del más fuerte”.

Aquí vemos nuevamente que el concepto de justicia y consecuentemente de libertad no depende de las mayorías sino del respeto por las minorías. Es decir por los derechos individuales. En esa concepción reside la naturaleza del Rule of Law. O sea del sistema que éticamente reconoce los intereses particulares y consecuentemente, la defensa de los derechos individuales como premisa básica.En este sistema pues el Departamento de Justicia juega un papel fundamental pues de él depende el respeto por los derechos garantizados por la Constitución y a su vez la limitación del poder político. Así Alexander Hamilton lo reconoce en la Carta 28 de “El Federalista” y dice: “Porque yo concuerdo en que no hay libertad, si el poder de juzgar no está separado de los poderes ejecutivo y legislativo. En ese sentido Hamilton considera las palabras de Adam Smith al respecto: “Cuando el poder judicial está unido al poder ejecutivo, es escasamente posible que la justicia no deba ser sacrificada frecuentemente a lo que vulgarmente se le llama política”.

Con referencia a este problema Hamilton continúa diciendo: “Por tanto ningún acto legislativo contrario a la Constitución es válido. El negar esto sería afirmar…que los hombres actuando en virtud del poder pueden no solo hacer lo que los poderes no autorizan, sino lo que ellos prohíben”. Es este principio fundamental el que fuera puesto en práctica por primera vez en 1803, por el Juez Marshall en el Caso Marbury vs. Madison. El mismo declara: “Todos aquellos que han formado constituciones escritas, las contemplan como formando la ley fundamental y principal de la nación, y consecuentemente la teoría de tales gobiernos debe ser que un acto de la legislatura repugnante a la Constitución es nulo. Es enfáticamente, el ámbito y el deber del Departamento de Justicia, el decir que es la ley”.

Los anteriores principios fundantes de lo que se denomina la “revisión judicial” (judicial review) constituyen un sistema político, basado en unas concepciones éticas fundamentales que hemos explicitado anteriormente. Por ello es un error considerar que este sistema surge de una cultura o de una religión en particular. Por el contrario es el sistema el que condiciona los comportamientos, tal como lo había previsto David Hume. Este criterio es fundamental y significa que el sistema de la libertad es uno, y no que como sugiriera Montesquieu cada comportamiento político estaría condicionado por el clima, la fertilidad de la tierra, etc. El clima de Rusia es similar al de Canadá y dieron lugar a dos sociedades totalmente diferentes. Lo mismo ocurre entre Inglaterra, a partir de ciertos momentos en su historia y Alemania.

De llegarse a una conclusión contraria o sea en que la cultura o la religión pueden determinar a priori de la libertad, se estaría condenando a la esclavitud a todos aquellos que no participan de esta cultura o de esa religión. O sea que para algunas sociedades su cultura las condena a la dictadura y hasta el totalitarismo.

Cuba y el Proyecto de Transición

Es indudable que el proyecto de transición hacia un régimen de libertad, parte del supuesto de la desaparición de Fidel Castro. Es nuestro criterio que la desaparición de este conlleva asimismo la de su hermano, cuya presencia política no ha tenido otra razón de ser que el poder que deriva de su hermano. Partimos entonces del supuesto de que toda negociación con los Castro es inocua. Cincuenta años de dictadura y de destrozar la economía del país, cuyo nivel del vida era el más elevado de América Latina, es una prueba elocuente de que el único interés de el sino familiar y los que lo ocuparon es el poder político.

Ahora bien lo que es una incógnita es quien detentará el poder a partir de la desaparición de los hermanos Castro del panorama político. No nos cabe duda  de que alguna figura hoy desconocida, asumirá las funciones correspondientes. Esa figura por supuesto en primer lugar surgirá de los cubanos de la Isla, y seguramente de algún miembro de las Fuerzas Armadas. La razón de ser de que no podemos intuir siquiera hoy quien podría ser, surge precisamente de la naturaleza totalitaria del régimen imperante. Podría decir que en el mismo rige la regla contraria al principio de Descartes: “Pienso luego existo” que sería “existo luego no pienso”.

La historia nos muestra que todo aquel que ha podido lograr una personalidad autónoma tal como fuera Pérez Roque por ejemplo, es inmediatamente destituido y desaparece de la escena política. No es de esperarse por tanto que la muerte de Castro produzca como consecuencia inmediata unas elecciones libres y un régimen republicano de libertad. Por tanto consideramos importante comenzar en el mundo de las ideas para lograr convencer a los próximos dirigentes y así como a la población del carácter y los principios que deberían seguir para lograr la libertad ciudadana y el bienestar general.

Cual es el propósito de este proyecto que debe imperar. En primer lugar el respeto  por los derechos individuales. En su consecuencia debería haber límites al poder político; la responsabilidad del gobierno ante el departamento de Justicia; la libertad de expresión; libertad de asamblea; reducción del rol de la burocracia a fin de reconocer el derecho de propiedad individual y por supuesto un gobierno representativo surgido de elecciones libres. Con respecto a este último presupuesto la clara noción de que las mayorías no tienen el derecho de violar los derechos de las minorías.

A nuestro juicio estos principios fundamentales no se encuentran reconocidos como tales ni en el “Proyecto Varela, ni en el de Todos Cubanos”. Ambos parten del supuesto de que continúe el sistema socialista, que como hemos explicado anteriormente ha sido y sigue siendo la causa de la pobreza existente. Asimismo consideramos que no se debe insistir en la Constitución de 1940, a partir de la cual comenzaran las guerras de la denominada justicia social, que como bien señala Von Hayek “Cuando a la justicia se le añade “social” deja de ser justicia”. Y deja de ser justicia pues implica el desconocimiento de los derechos individuales, en la supuesta bienaventuranza de lo colectivo, que redunda irremisiblemente en el poder absoluto y la burocratización de la sociedad. En otras palabras es el populismo que lo he calificado como el socialismo antes del desarrollo. Cuando el socialismo se aplica en sociedades desarrolladas, fenece el crecimiento tal como ocurre hoy en Alemania y Francia por ejemplo. Cuando se aplica en las sociedades subdesarrolladas decididamente impide el desarrollo pues destruye la voluntad de la creación de riqueza. A los efectos de la crítica de la Constitución de 1940 es de tenerse en cuenta el profundo análisis  realizado por Jorge Sanguinetti en su ensayo “Implicaciones Económicas de la Constitución del 40: Lecciones para el futuro”. Proponemos entonces que Cuba adopte, para el proyecto de transición la “Constitución de 1901” donde se sustentan los principios de la libertad que hemos reconocido como fundamentales.

En el Título IV de la Constitución de 1901 se enumeran los derechos individuales que son garantizados por la misma. Ya el hecho de que se refiera a los derechos individuales y no a los derechos humanos, que por las razones expuestas anteriormente, constituyen la antítesis ética de los primeros, es un elemento fundamental para el proceso de transición. En la Sección Primera se establecen los derechos individuales entre el artículo 11 y el 21. Primeramente se establece la igualdad de los cubanos ante la ley y seguidamente la inviolabilidad de la correspondencia y del domicilio. Se garantiza la libertad de circulación y la libertad religiosa, estableciéndose la separación del Estado de la Iglesia. Se establece el derecho de peticionar ante las autoridades, y que las mismas sean resueltas. Se garantiza la libertad de asociación y se prohibe la expatriación de cubanos. La educación primaria ha de ser obligatoria y sería gratuita provista por el Estado o los municipios, y la libertad de enseñanza privada. Asimismo se se reconoce el derecho de propiedad privada y se prohibe la confiscación de bienes. También se reconoce el derecho de propiedad intelectual.. Se establecen normas para la creación de impuesto para evitar la arbitrariedad y el exceso de los mismos. Y por último la propia Constitución establece la nulidad de toda ley que viole los derechos que la misma garantiza. Podemos decir entonces que el establecimientos de esta Constitución es ya en si mismo un proyecto indubitable para la transición hacia la libertad de los cubanos.