Por Adrián Ravier*

El Ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay parece –por momentos- confundir el camino. En mi última columna en Infobae ofrecí una síntesis de lo que fue un buen primer mes de gobierno, pero en sus últimos discursos comete importante errores, tanto de forma como de fondo, que transmiten confusión a los mercados.

Errores de forma

Mauricio Macri realizó una inteligente campaña buscando consensos y creando en los argentinos una concientización por la unidad. No significa ello respetar a cada argentino en su voluntad de administrar la cosa pública de determinada manera por las obvias contradicciones que esto generaría, pero sí –al menos- respetar las formas, cuidar el lenguaje en los comunicados y evitar los enfrentamientos innecesarios.

Prat Gay señaló que “la basura es mucha y no es nuestra, la dejó el kirchnerismo, pero estamos dispuestos a limpiarla”, a lo que luego agregó que “no vamos a dejar la grasa militante, vamos a contratar gente idónea y eliminar ñoquis.”

La ofensa es claramente innecesaria. Coincido con el análisis de fondo que sostiene que existe hoy un sobreempleo público fenomenal, que es necesario desmantelar. Pero no quiere decir ello que entre la gente que deba despedirse no haya gente idónea, o que todos sean ñoquis, sino que las funciones que cumplen, bajo este nuevo gobierno democrático, se deciden dejar sin efecto. Ha cambiado el modelo económico hacia uno que cree en la capacidad del mercado para crear empleo, y para permitirlo, es necesario reducir la carga tributaria que recae sobre él, lo que a su vez implica reducir la órbita del estado, lo que implica despedir a algunas personas.

Errores de fondo

Claro que este mensaje es mío, y no del Ministro. Prat Gay no cree realmente en el mercado, al que ya ha identificado como una selva, ni cree realmente que sea necesario reducir la órbita del estado o la presión tributaria. Hubo excesos puntuales que se decidieron corregir como los identificados en la nota anterior, pero el avance hacia una “economía social de mercado” le costará a cada paso.

En uno de sus últimos discursos señaló que la negociación con los holdouts “no va a durar 15 años, ni 48 horas.” A mi modo de ver, podría durar 48 horas, escuchando el reclamo de los acreedores, y evaluando después formas de pago que no nos dejen sin reservas en el corto plazo. La Argentina tiene que proponer un pago espaciado con bonos de largo plazo, pero dar señales claras acerca de un cambio de forma y de fondo, cumpliendo con los compromisos. Un acuerdo lento, negociado, sólo hará creer al mercado internacional que poco ha cambiado en el país. Recordemos que el costo de obtener una quita mayor, el mercado internacional se lo cobrará más tarde con intereses más elevados o con vencimientos más cortos para los préstamos futuros que el gobierno ya señaló desea tomar.

Al respecto, preocupan las palabras del Ministro acerca de la gradual reducción del déficit público. Argentina parece encaminarse hacia un financiamiento del déficit fiscal con deuda externa, lo que daría razón a muchos argentinos que veían en este gobierno algo de menemismo.

Argentina en definitiva se está proponiendo combinar los errores del menemismo y del kirchnerismo, manteniendo el enorme déficit fiscal, pero financiándolo en forma combinada con deuda (Menem), pero también con alta inflación (Kirchner).

A mitad de camino
El gobierno de Mauricio Macri se puede quedar a mitad de camino. Las recetas más efectivas para resolver el alto déficit fiscal o el elevado nivel de inflación nunca han sido graduales. No es buen momento para inventar la pólvora. Estudiemos por un momento la historia de países que realmente cambiaron y alcanzaron el desarrollo económico, como el conocido milagro alemán post segunda guerra mundial, que de milagro no tuvo nada, sino que simplemente basó su política económica en recetas claramente ortodoxas, con un equipo económico convencido, liderado por Ludwig Erhard.

 

* Es Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, miembro del Consejo Académico de Federalismo y Libertad