*Por Bernardo Congote

Existe un real debate, a menudo politiquero, acerca de quiénes no deberían recibir la ayuda del Estado (extensible a definir quiénes no deberían ser atacados por el Estado)

(Krugman, P) [i]

Una economía que desincentiva sus exportaciones se suicida. Una política económica que, como la de este gobierno, se enfoca en estrangular a sus exportadores, no sería política, ni fiscal ni, peor, monetaria.

No sería política porque el arte de gobernar no es compatible con la aniquilación de los gobernados. Sobre todo, si se trata de aniquilar a los más productivos para “darles” a los más débiles, algo que el régimen K califica bajo el eufemismo de “solidaridad”.

Tampoco sería fiscal porque, sin gobernados produciendo-exportando, no habría quién pague impuestos suficientes. Ni tampoco monetaria porque en esta situación, el endeudamiento argentino tendería a subir llevándose consigo la devaluación y, de paso, la inflación[ii].

Evaluando el argumento de Krugman, el artículo busca debatir por qué los exportadores no deberían ser atacados por el gobierno argentino, si en verdad busca alcanzar su pomposa solidaridad social y reactivación productiva.[iii] Con otras palabras, trata de probar que esa tal solidaridad resultaría funcionalmente destructiva de todo el tejido social. O sea ¡insolidaria!

Las sobretasas exportadoras castigan toda solidaridad. Los agricultores exportadores, por ejemplo, forman parte de la sociedad y no puede venderse como “solidario” destruir a unos buscando que otros, que no trabajan, sobrevivan. Y, por tanto, no reactivaría la productividad[iv]. Las sobretasas a las exportaciones no son solidarias porque atacan a los más productivos.

Exportar es un fenómeno macroeconómico que exige altas dosis de energía creativa. Primero, porque induce a importar aquellos bienes de capital que, en contraprestación, les permitan a los productores exportar.

Cuando los dólares que consumen los importadores contribuyen a aumentar el producto interno y, por esta ruta, a aumentar las exportaciones, la macroeconomía tiende a caminar saludablemente.  Pero ¿qué ocurre cuando, como ocurre en la Argentina, las importaciones no se traducen en productos exportables?[v].

Miremos, por ejemplo, el comercio con la Unión Europea. Entre 2009-2018, la Argentina le habría exportado aproximadamente un total de $ 101.340 millones de dólares[vi]. Y mirando detalladamente, ¿cuáles fueron las partidas arancelarias más exportadas en la década? Las de origen agropecuario[vii].

Residuos y desperdicios de las industrias alimentarias; alimentos preparados para animales
Frutas y frutos comestibles; cortezas de agrios (cítricos), melones o sandías

En paralelo, durante la misma década la Argentina habría importado desde la UE aproximadamente $ 107.096 millones de dólares, cuyas tres más importantes partidas, fueron[viii]:

Máquinas, aparatos y artefactos mecánicos, reactores nucleares, calderas; partes de estas máquinas
Productos farmacéuticos  
Vehículos automóviles, tractores, velocípedos y demás vehículos terrestres, sus partes y accesorios  
 

Estos primeros datos, tienden a confirmar que la Argentina importa bienes de capital que no contribuyen a aumentar el producto exportado porque éste, es predominantemente agropecuario.

En efecto, mientras la Industria importó desde la UE, aproximadamente, $ 78.000 millones de dólares, apenas exportó $ 17.811 millones. Pero mientras la Agricultura importó desde la UE, aproximadamente, $ 2.265 millones de dólares, exportó $ 74.641 millones[ix].

Un análisis combinado de estos datos permitiría inferir, para la década y de manera preliminar, lo siguiente:

  • Que, en total, la Argentina habría generado, por exportaciones a la UE $USD 0,94 dólares por cada dólar que consumió importando;
  • Que las exportaciones argentinas habrían sido, preferentemente, del sector agropecuario;
  • Que las importaciones argentinas habrían sido, preferentemente, del sector industrial;
  • Que los agricultores argentinos, habrían exportado $USD 32.9 dólares por cada dólar que consumieron importando;
  • Que los industriales argentinos, habrían exportado $USD 0,23 por cada dólar que consumieron importando; y
  • Que, en el comercio internacional con la UE, los agricultores serían 143 veces más eficientes que los industriales.[x]

De esta forma estaría probada la hipótesis del artículo en relación con que la sobre tasa exportadora agropecuaria de los gobiernos argentinos desde los K hasta los K (incluyendo a Cambiemos):

  1. No ha sido política, porque: a.1 tiende a asfixiar a los exportadores; a.2 asfixiando a los exportadores, anula su propósito de “solidaridad”; y, a.3 genera el perverso mensaje de que, en la Argentina, ser exitoso es un vicio y una virtud no trabajar.
  2. No es fiscal, porque: b.1 cada vez menos exportaciones generan cada vez menos impuestos: b.2 cada vez menos exportaciones, asfixian al sector agropecuario; b3 liberándolo de cargas similares, subsidia al ineficiente sector industrial; b4 subsidiándolo, incentiva que siga importando sin generar empleo, ni producto bruto ni, por tanto, impuestos netos; y
  3. Tampoco monetaria, porque: c.1 cada vez menos divisas por exportaciones impedirían pagar las importaciones; c.2 la Argentina, debería endeudarse en dólares también para cubrir este déficit; c.3 cada vez más endeudada, la Argentina sufriría cada vez mayor devaluación; c.4. una devaluación galopante cerraría sus fuentes de crédito externo y la conduciría hacia un default; y c.5 devaluada y en default, la Argentina se hundiría en la hiperinflación.

La Argentina yéndose en contravía de las tendencias globales, atacando a los exportadores productivos, los agricultores, se haría víctima de la perversa paradoja de que exportar es morir.

Congótica. Estos asuntos serán trabajados por el autor in extenso, durante un Postgrado en el Otoño 2020 en la Universidad San Pablo Tucumán (USPT).

*El autor es miembro colombiano del Consejo Internacional de la Fundación, investigador académico y de mercados, autor del libro: La iglesia (agazapada) en la violencia política (www.amazon.com) y escritor del blog colombiano www.blogs.elespectador.com/política/bernardocongote

Enero 2020

[i] Krugman, Paul. The New York Times/Opinion, Dec 17th, 2019. (Nota entre paréntesis, del artículo).

[ii] https://www.federalismoylibertad.org/el-argentino-aviva-la-llama-inflacionaria/  Abril 17 2019

[iii] https://www.telesurtv.net/news/argentina-senado-aprobacion-ley-emergencia-solidaridad-20191221-0004.html Dic. 21 2019

[iv] https://www.lanacion.com.ar/economia/campo/segun-rural-impuestos-pasaron-llevarse-casi-100-nid2322118 Consulta de enero 8 2020

[v] El problema no es exclusivamente argentino. Se ha probado existente también en Colombia. Congote B (2020). Las realidades mineras impulsan el comercio internacional. El caso de Colombia (2008-2017). I+D Revista de Investigaciones, 15 (1), 71-79.

[vi] Datos tomados de: Castro, N., Forero, L. y Puertas, D. (2019). Balanza comercial del comercio Argentina – Unión Europea. Micro investigación electiva dirigida por el autor del artículo. Universidad Antonio Nariño, Bogotá, Colombia.

[vii] Datos tomados de: Chalarca, L y Cuéllar, N. (2019). Partidas arancelarias del comercio Argentina – Unión Europea. Micro investigación electiva dirigida por el autor del artículo. Universidad Antonio Nariño, Bogotá, Colombia

[viii] Datos tomados de: Chalarca, L y Cuéllar, N. (2019), Cit.

[ix] Datos tomados de: Espitia, Y. y Laverde, Y. (2019). Sectores CIUU del comercio Argentina – Unión Europea. Micro investigación electiva dirigida por el autor del artículo. Universidad Antonio Nariño, Bogotá, Colombia

[x] Estos resultados,  en absoluto podrían atribuirse a impactos de algún tratado de libre comercio con la UE, porque durante la década analizada no habría existido, vigente, algún tratado de este tipo.