Sin duda los últimos dos años nos han mostrado la peor cara de peronismo, desde Julio López intentando esconder nueve millones de dólares en un convento católico hasta la mansión en Uruguay con 10 autos de alta gama más un avión privado del sindicalista de la educación Marcelo Balcedo.

Cada video de los allanamientos nos llena más de bronca e impotencia, cuando caemos en la cuenta que estos delincuentes van a estar a lo sumo seis o siete años en la cárcel, para luego salir y poder disfrutar las fortunas que tienen desperdigadas en cuentas ocultas alrededor del mundo.

En uno de estos operativos, se mostró algo parecido a un museo del peronismo en la finca de uno de estos malvivientes, donde había bustos del General Perón, de Eva Duarte, de Néstor y Cristina Kirchner, más algún otro dictador populista latinoamericano. Abundaban también afiches donde aparecían estos mismos funcionarios y sindicalistas, retratados en algún acto u actividad gremial, y en uno de ellos apareció una frase que la había escuchado cien veces, pero que por algún motivo ahora me hizo más ruido que nunca, y es la que dice “donde hay una necesidad, hay un derecho”. Investigué muy rápidamente gracias a internet, y constaté que es una de las bases ideológicas del peronismo, y por lo tanto del kirchnerismo, y ahí me cerraron un montón de interrogantes. El concepto da a entender que siempre, donde hay una necesidad hay un derecho pero no cuestiona esa necesidad, si es válida o no, por lo cual da derecho justamente a aquel que esté necesitado, a protestar, a prepotear, a ejercer la violencia que haga falta, con tal de lograr ese derecho del cual se cree incuestionablemente dueño. Los episodios de los últimos días del 2017, con miles de personas arrojando piedras y bombas molotov a la Policia Federal, con la intención de que el Congreso Nacional no sesionara, es un claro ejemplo.

Un amigo mío gustaba hablar con parábolas para explicar sus ideas, y mal no le fue, por lo que usaré su misma estrategia el día de hoy.

Yo tengo la necesidad de salir cada fin de semana con dos señoritas distintas, una los viernes y otra los sábados. Y eventualmente que salgamos de a tres. Es realmente una necesidad imperiosa que me surge de lo más profundo de mi ser humano. Si yo tengo esta necesidad, que es real y compartida con  muchos hombres, tengo el derecho a llevarla a cabo, siguiendo la doctrina peronista. ¿No es así señora? No, no es así, porque así no son las cosas. Cada hombre debe tener una mujer y serle fiel, con la cual formar una familia, a la cual debe sostener tanto económica como emocionalmente. En dos renglones se explica cómo no siempre ante cada necesidad hay un derecho. La necesidad, da derechos, siempre y cuando siga las reglas de la lógica. Así por ejemplo, es lógico que una familia o un estado gaste la misma cantidad de dinero que le ingresa, o menos aún si quiere ahorrar. Cualquier erogación por encima de esa línea entra dentro del terreno del realismo mágico.

Por si a alguien no le quedó claro, amplio con otra parábola. Soy un fanático de los panqueques de dulce de leche con helado de crema americana. Los comería todos los días, desde el desayuno hasta la cena. Es una necesidad. Pero sé que si lo hago, en dos meses mis niveles de colesterol treparían a valores peligrosos para la salud, y superaría en la balanza los cien kilos tranquilamente. O sea, hay que pensar bien antes de aplicar esa frase, y más aún cuando se habla solamente de derechos, pero no de obligaciones.

Javier Maffei

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