*Por Bernardo Congote

Sin conocerse lo del tratado entre la Argentina y la Unión Europea, ya venía pensándolo. Los fenómenos macroeconómicos argentinos de este junio les están quedando grandes a algunas pequeñas mentalidades de ciertos argentinos que, peor, se venden como dotados de cierta ilustración.

La estabilidad cambiaria y su correlativo, el descendente riesgo país, algunos lo siguen atribuyendo a maniobras negativas: a que el Banco Central NO haya intervenido; a que Cristina hable poco; a que el otro Fernández, hable menos. En fin.

Y se olvidaría, voluntariamente para peor, el auge exportador. Las fuentes netas de dólares que robustecen las reservas del Banco Central (templando el tipo de cambio), suelen ser de tos tipos y no suelen ser simultáneos. La óptima, consiste en los saldos positivos del comercio internacional, tal como viene lográndolo la Argentina este junio en particular gracias a la fenomenal cosecha y su paralela capacidad exportadora de soja.

La otra, que, insisto, no siempre suele actuar simultáneamente, son los saldos positivos en el flujo de capitales. Que en la Argentina se explican, por un lado, por los créditos recibidos desde 2015 y, ahora por los fondos del FMI, puestos a disposición del cuerpo de bomberos (…) para apagar ciertas manías incendiarias de los argentinos[i].

Dado lo anterior, alarma por su ausencia, que en las fuentes que he consultado, la prensa digital y algunos debates televisivos, este fenómeno no aparezca resaltado nitidez Omisión que les deja espacio abierto a ciertas avestruces mentales habilitadas sólo para ver oscuridades donde, los hechos, invitan a ver luces.

Si lo anterior no bastara, el Ejecutivo ha logrado firmar el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea. Y si bien hay alegría, no euforia, proveniente de sus gestores en el oficialismo de Cambiemos, cierta mancha de tinta negra orquestada por el enanismo mental K y la oligofrenia de ciertos peronistas irredentos, no pierde oportunidad de seguir halando el barco hacia abajo … ¡y sacar aplausos!

Bastaría que estas avestruces mantuvieran su cabecita hundida en la arena. Pero su obstinación necrófila es de tal magnitud, que la sacan para afirmar que donde los demás vemos alguna luz, ellos sólo ven oscuridad.

Excelente oportunidad social esta. Esta disposición cadavérica, enfermiza y palideciente de una oposición enferma de poder[ii], le ofrece a la Argentina joven y saludable, una posibilidad sin igual para medir en su exacta dimensión el tamaño destructivo del liderazgo K, típicamente necrófilo.

No se reduce la necrofilia a su tradicional lectura sexocadavérica. Fromm ilustró la necrofilia como una pulsión (que puede ser colectiva) tendiente a que sociedades enteras amen la muerte, la guerra (como es el caso de Colombia), la enfermedad, el fracaso, el robo o la corrupción[iii].

La tensión necrófila, propia de ciertas avestruces sociales, se halla por dentro de toda la sociedad luchando contra su par, la tensión biófila. Y en ciertos momentos la primera tiende a imponerse sobre la segunda. Podría afirmarse, por ejemplo, que lo que miden las encuestas preelectorales esté marcando el resultado momentáneo de ambas tensiones.

Esperaremos las mediciones próximas. Tendrán elementos constructivos y destructivos suficientes para ponerse en competencia.

Y desearíamos que la marcación de las mentes jóvenes y saludablemente biófilas, tienda a superar de manera definitiva el peso de los avestruces necrófilas.

[i] https://www.federalismoylibertad.org/el-argentino-aviva-la-llama-inflacionaria/
Abril 2019.

[ii] Ver en Canal 13-TN, la entrevista de Jorge Lanatta a Nelson Castro, programa HORA 25 de junio 26.

[iii] Fromm, E. (1969). Ética y sicoanálisis. Madrid: Alianza.

 

 

El autor es miembro del Consejo Internacional de la Fundación Federalismo y Libertad (Argentina-www.federalismoylibertad.org), profesor universitario colombiano,  y autor de La Iglesia (agazapada) en la violencia política (www.amazon.com).

Junio 28 2019