*Por Bernardo Congote

 

No es lo mismo una sociedad acosada por la grieta que otra impulsada por la polarización.

Los argentinos llaman grieta a un modo político suyo, en el que cada grupo político se siente distanciado del otro hasta el punto de que resulta imposible dialogar entre facciones.

La grieta suele venir asociada a la pesadilla autoritaria. A la aspiración mesiánica de que venga un dictador y <<nos salve>>. En Colombia la opinión, inclusive la juvenil, se ha mostrado proclive a sacrificar la democracia a cambio de milagrosos regímenes autoritarios.

La grieta autoritaria desnuda las discapacidades que acusa un bando de la opinión para escuchar al otro[ii]. Para verlo. Para tenerlo en cuenta. No es posible el diálogo en medio de una grieta[iii].

Por su parte, en Colombia el columnista Montenegro critica los que llama <<peligros de la polarización colombiana>> [i]. Llegando a afirmar que esta sea la explicación de por qué nos gusta discutir sobre el pasado y no sobre el presente. Estaría errado en el diagnóstico, mas no en el hecho.

La polarización es el producto de la acción entre diversos polos. Pero son polos de opinión. Polos que significan contradicción. Polos que suponen esbozar ideas. Polos dialogantes. Polos que inducen a crear soluciones pacifistas.

Al contrario, la solución a un estado social agrietado, si es que se la puede llamar tal, es el exterminio del otro. Entre nosotros, la mayoría de los del No, rechazan convivir con los del Sí; <<¡hay que acabar con ellos!<< braman en las calles algunos fascistas disfrazados de amarillo.

Es claro que si doy al otro por inexistente, por equivocado inclusive cuando acierta o por enemigo cuando apenas es mi adversario, la violencia política surge como salida … ¡suicida! Porque nadie gana en la guerra[iv].

La polarización, en cambio, genera soluciones múltiples. Al aceptar las diferencias multiplica las soluciones. En Física aprendemos que cuando el polo positivo y el polo negativo actúan sobre un cuerpo, hay vida. Y se genera energía, sí, pero ello no garantiza resultados predecibles. La polarización posee la virtud de admitir infinitas soluciones.

No resultaría, por tanto, arriesgado confirmar que los Estados agrietados terminan azotados por las dictaduras, mientras los polarizados se fortalecen democráticamente. Mucho peor si consideramos que las dictaduras terminan en el terrorismo[v]. Y que, a la par, las democracias polarizadas no terminan, sino que se reproducen gracias, entre otros factores, a que el poder es ejercicio alternadamente por unos y otros.

Grieta y polarización serían como el agua y el aceite. Sólo que, en democracia, ambos <<líquidos>> tienen solución: las elecciones. Cada voto en la urna electoral, independientemente de si proviene de agrietados o polarizados, suma. ¡Y elige!

Pronto en Colombia la suma de los votos sea cual sea su procedencia (agrietada o polarizada) va a permitir que, en las elecciones de octubre, nuevamente tengamos una solución no terrorista: todos los bloques en contienda van a obtener los unos más votos que los otros y los Alcaldes y Gobernadores pertenecerán a todos los partidos.

Al final, podría decirse que los políticos polarizados poseen las aptitudes suficientes para dialogar con su contraparte y crear consensos. Los agrietados, al contrario, aspirando a ejercer el poder totalitario de ellos con ellos mismos, se presentan a elecciones para <<ir por todo>>. Utilizan los votos para destruir la posibilidad de vida democrática.

En octubre el balón lo tendrán los ciudadanos votantes. Democráticamente, la sociedad votante decidirá si Colombia continúa jugando su partido haciendo goles o ¡haciéndose autogoles!

Congótica. ¡Que viva la polarización!

Congótica 2. <<Tom y Jerry>> me informa fuente credible, se comportan en algún club <<elegante>> de Medellín como verdaderos hijos de mayordomo: patean, insultan, maltratan. El mayordomo del ubérrimo no ha podido construir siquiera su propia familia. Pero, dice él de sí mismo, es el único que sí sabe cómo construir a Colombia. MMM….

El autor es profesor universitario colombiano, miembro del Consejo Internacional de la Fundación Federalismo y Libertad de Argentina www.federalismoylibertad.org y autor del libro La Iglesia (agazapada) en la violencia política (www.amazon.com)

 

[i] Montenegro, Armando, <<Pasado versus futuro>>. www.elespectador.com edición de julio 07 2019.

[ii] https://www.federalismoylibertad.org/la-otro-lastre-de-la-dictadura/ junio 2019.
[iii] https://www.federalismoylibertad.org/y-ahora-ni-polarizacion-ni-grieta/ junio 2019.

[iv] La llamada victoria pírrica se nos habría vendido como excepcional. Así pudo haber sido en la antigüedad grecorromana; pero no en una modernidad degradada en medio de innumerables guerras a escala internacional y nacional (mediante las guerras civiles de tipo insurgente). Modernidad que, no en vano, se llama <<civilización cristiana>>.

[v] Analizando la obra Miseria de la Cultura Argentina (Eisen, 1981), el filósofo colombiano Zuleta halló cómo todo gobierno dictatorial, reductor al mínimo de las fronteras entre Estado y Sociedad, <<conduce al terror>>. (Zuleta, E. (2000). Elogio de la dificultad. Cali, Colombia: FEZ, Página 67.