por Juan José Sebreli*

No creo que el asesinato de Nisman cambie sustancialmente el comportamiento de la sociedad en general y de la clase política en particular. Cuanto mucho acentuarán sus posiciones.

Una minoría kirchnerista seguirá sosteniendo lo que diga la Presidenta contra toda evidencia aunque le sea cada vez más difícil seguirla, ya que ha perdido todo rumbo.

Algunos políticos de la oposición acompañaron a Nisman hasta sus últimas horas. Ahora les queda poco por hacer. En el Congreso son una minoría y no pueden modificar nada. La investigación del crimen está en manos de los que tienen el poder y que justamente son los más interesados en el ocultamiento. Los jueces, con la lucidez y la audacia para esclarecer la verdad, también son una minoría débil y expuesta. Pienso que en un país como el nuestro, con las instituciones colapsadas, el crimen quedará, como tantos otros, impune y, en este caso, rodeado de misterio.

Los analistas critican a la oposición por su pasividad pero son menos los que critican a la sociedad civil y olvidan que los políticos son un fiel reflejo de ésta. Cada pueblo tiene los políticos que se le parecen. Hay una minoría de populistas irrecuperable, una minoría de demócratas conscientes y una mayoría indiferente y apática que no le interesa la política ni las ideas y lo subordina todo al consumo y al entretenimiento.

El crimen de Nisman conmocionó como una sensacional noticia de policiales y como tantos otros escándalos, y pronto será olvidado. Es La minoría democrática la que debe hacerse cargo de que el crimen no quede impune. De mantener la memoria.

*Miembro del Consejo Académico de Federalismo y Libertad

FUENTE: LA NACIÓN